domingo, 6 de marzo de 2011

...Que bueno, eso del Cólera.

Ustedes se preguntarán ¿Cómo puede ser bueno? tener una diarrea masiva que ni siquiera, da tiempo de des-cargarse en el baño. Todo ocurre tan rápido y tan líquido que el enfermo se hace encima de sí mismo, y quien intenta hacerlo, donde debería, se des-ploma en el camino hacia esa meta. De hecho, la baja tensional, generada por deshidratación; hace que se doblen las piernas y se le valla la luz, incluso al más pintado. Con el fin de minimizar ese tipo de complicaciones; se utilizan camillas perforadas que permiten el libre paso del chorro fecal, directamente a una bacinilla; sin necesidad de que el paciente se levante o se siente.

En verdad, todo parece malo, muy malo…pero visto desde otro ángulo, también hay algo de bueno:

1) El primero de ellos es la toma de consciencia sobre el riesgo de consumir alimentos contaminados con pupú; no importa si es comida saboreada en las calles del hambre o ingerida en suculentos banquetes, atendidos por mesoneros con smokings.
2) El segundo, es el reconocimiento del valor que pareciera tener el lavado de manos.

Mucha gente manipula alimentos sin tener idea de la necesidad de la higiene digital; y si alguien quisiera hacerlo, no dispone de facilidad para ello; denominador común en la venta ambulatoria. En efecto, uno ve como la persona que cocina, al mismo tiempo cobra y da vueltos; como se toca la nariz, limpia la basura, etc. Así introduce sus dedos dentro de los vasos; agarra el pitillo, exactamente en el mismo sitio donde el consumidor coloca sus labios; lo que prácticamente transforma el acto de tomar en una relación oro-anal indirecta. Por donde se adquiriría cualquier tipo de microbio, no solo bacterias como el Vibrio cólera, sino otras como E. coli entero-hemorrágica y Salmonella tiphy, causante de la tifoidea. También de parásitos como Giardia Lamblia, Entamoeba hystolitica y Blastocystis hominis, prácticamente un sello en muchos de nuestros pacientes. Y también de virus, como el rotavirus, para lo cual ya se dispone de una vacuna en Venezuela. A propósito, y para orgullo nuestro, ese agente causal fue descubierto por una paisana nuestra, la Dra. Ruth Bishop, quien ha sido reconocida mundialmente por sus investigaciones en este campo.

Sabiendo todo lo que nos puede entrar por la boca, y sus consecuencias, siempre me ha sorprendido con cuan grado de aceptación la gente paga por comer heces; yo, de aceptarlo, cobraría honorarios onerosos.

Ojala que estas lecciones, dejadas por el Cólera, no se olviden, sino que por el contrario desarrollemos una conducta permanente de prevención de infecciones transmisibles. Vale la pena impedir la adquisición de enfermedades potencialmente fatales. ¿No creen ustedes?

José R. Cedeño

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