domingo, 24 de octubre de 2010

Las dos caras del plomo


Hoy comienza la semana de prevención de intoxicación por plomo. Del 24 al 30 de octubre. Ver más

Los alquimistas lo llamaron Saturno, de allí el nombre saturnismo, con el cual se conoce la intoxicación por plomo. El “Plumbun” del latín, es un metal pesado, maleable, grisáceo. Tiene grandes propiedades, una de ellas es que impide el paso de los RX, razón por la cual se usa en los servicios de radiología en las paredes y como equipo de protección personal en los trabajadores que allí laboran. Por su gran duración y maleabilidad ha prestado enormes servicios a la humanidad y es tan resistente que las tuberías de plomo utilizadas para el desagüe de los baños en la Roma antigua, desenterradas hace poco, se hallaron en excelente estado.

La minería, la industria química, joyería, pintura y una interminable lista de industrias donde los trabajadores están expuestos al plomo, el cual puede ingresar por inhalación de polvo, humos y vapores, pero también puede ingresar por la vía digestiva.

Pese a sus cualidades, este metal es considerado peligroso para el ambiente, especialmente para el aire y el agua, por ser bioacumulable en la cadena alimentaria, especialmente en plantas y en organismos acuáticos. Sus condiciones tóxicas son conocidas desde la antigüedad tanto que Hipócrates menciona el “colico saturnino” así como Bernardo Ramazzini. En el ser humano es capaz de producir efectos cardiovasculares, gastrointestinales, hematológicos, renales, neurológicos, reproductivos, posiblemente cancerígenos y hasta la muerte.

Como dato curioso se determinó hace poco que Ludwig van Bethoven sufría de saturnismo, lo que podría explicar sus males a lo largo de su vida. Esta enfermedad habría podido tener un impacto sobre su personalidad y podría haber contribuido a su muerte.

En Venezuela consideramos que pueda haber un subregistro de los casos de intoxicación por plomo, porque a pesar que sigue siendo usado ampliamente en las últimas estadísticas del Inpsasel correspondientes al 2006 solo se registraron 8 casos.

Profa. Yohama Caraballo-Arias

jueves, 14 de octubre de 2010

Un accidente. Grandes enseñanzas


“Un país que quiere ser desarrollado debe proteger a sus trabajadores …” fueron las palabras del Presidente de Chile Sebastián Piñera, tras el rescate del primero de los 33 mineros atrapados el 13 de octubre del presente año.

Yohama Caraballo

La minería es una de las actividades laborales con mayor riesgo que hay, además de la construcción y el transporte. En muchos países donde se trabaja en minería, ésta es la ocupación más riesgosa que existe, si se toma en cuenta el número de personas que enfrentan situaciones potencialmente peligrosas. Este oficio produce el 8 % de los accidentes fatales. Sin embargo el rescate de los 33 mineros tuvo un final aparentemente “feliz” en comparación con eventos similares, porque aún desconocemos las secuelas físicas y psicológicas que pudiesen tener los trabajadores que permanecieron más de dos meses atrapados en un refugio, ya que no existen precedentes referenciales de un hecho como este. Es importante resaltar que los mineros quedaron atrapados porque las medidas de seguridad eran insuficientes. Lo que reafirma que todos los accidentes de trabajo se pueden prevenir.

Este accidente en el yacimiento de Cobre en la Mina San José en Atacama, Chile, nos ha dejado grandes enseñanzas. La fundamental que la prevención es invaluable en los ambientes laborales y tal como lo afirmó el Presidente de Chile. “Un país que quiere ser desarrollado debe proteger a sus trabajadores …”.

En Venezuela, tierra rica con un gran potencial, debemos aprender con humildad las lecciones de unión de equipos multidisciplinarios, trabajo duro, entusiasmo y la universalidad del conocimiento sin fronteras que nos ha dejado el accidente de los mineros en Chile y continuar luchando por la protección de los trabajadores que redundará en una mejor calidad de vida y al desarrollo de nuestro país.

Yohama Caraballo

Especialista en Medicina Ocupacional. Universidad Central de Venezuela

martes, 5 de octubre de 2010

Día del Médico del Trabajo - 4 de octubre de 2010

La medicina del trabajo, un área que detecta y previene riesgos que los propios médicos desconocen.

 Yohama Caraballo A.

La Sociedad de Medicina del Trabajo de Buenos Aires (SMTBA), decidió en 1985 celebrar el "Día del Médico del Trabajo" el 04 de octubre en honor al natalicio de Bernardo Ramazzini, médico italiano, considerado "el padre de la medicina ocupacional", su contribución más importante a la medicina fue su libro, De Morbis Artificum Diatriba (Disertación de las enfermedades de trabajadores) donde describió agentes causantes de enfermedades, encontradas en los trabajadores de 52 ocupaciones.

Desde que incursioné en el mundo de la medicina ocupacional me preguntan casi a diario, incluyendo colegas, ¿qué hace un médico ocupacional? Y ¿eso de qué se trata?. En Venezuela aún no está bien difundido que hacemos; sin embargo desde la reforma de la Lopcymat en el 2005 esta especialización médica se escucha cada vez más en ambientes laborales, instituciones de salud pública y privada y hasta en la calle.

Cuando me preguntan ¿Qué hacemos?, por lo general respondo que como Médico Ocupacional he podido estar en un consultorio atendiendo un paciente, dar clases en la universidad, ser parte de un equipo multidisciplinario para investigar una enfermedad ocupacional o un accidente de trabajo, ser facilitadora en cursos y/o talleres, dictar una conferencia con tacones o colocarme las botas de seguridad y usar equipos de protección personal para subirme en un andamio, colocarme un traje aislante para acercarme a lugares donde los hornos de fundición de metal superan los 1.000 ⁰C, he visto desde alfarerías, como se preparan galletas, como se hace una autopsia, medicamentos, vestidos, como se trabaja con el cuero, hasta he podido trabajar desde mi casa. Gracias a mi profesión he tenido el privilegio de conocer al ser humano en una de las facetas donde permanece cerca de un tercio de su vida. He vivido de cerca lo bueno y lo malo del trabajo. Como médico ocupacional he compartido con ingenieros, abogados, enfermeras, psicólogos, traumatólogos, fisiatras, bioanalistas, terapeutas ocupacionales e innumerables profesiones y ocupaciones para abordar situaciones laborales. 

La Medicina Ocupacional sigue ganando el respeto de las otras especialidades médicas y cada vez nos interrelacionamos mas con otros saberes para crear espacios más saludables de trabajo.

Sigamos uniendo esfuerzos para contribuir con trabajos más felices.


Dra. Yohama Caraballo-Arias

lunes, 4 de octubre de 2010

Dr. Agustín Caraballo Sierra


Agustín Caraballo, ha sido un médico clínico de formación integral, siempre creyó en la indivisibilidad del cuerpo humano, con formación científica y humanística. Magnífico expositor, de buen verbo, como docente y profesor. Es un valor de la escuela de medicina de la Universidad de Los Andes y de Venezuela. Es un ejemplo de la academia universitaria.

Carlos Guillermo Cárdenas D.

La particular circunstancia de padecer amigdalitis a repetición despertó en el niño una intensa admiración por los médicos de Casigua, Estado Zulia, ciudad donde nació hacia mediados de la década de los cuarenta. Su padre, un gran lector de excepcional memoria y de origen humilde tuvo influencia en el niño que crecía siempre pensando en la superación y el triunfo. Su mente iba más rápida que la edad cronológica. La ausencia de centros educativos en la ciudad natal fue determinante para viajar a San Cristóbal, terminando el bachillerato en el Liceo Simón Bolívar. La Universidad de Mérida, como solía llamársele a la Universidad de Andes, era el sitio más cercano y apropiado para canalizar el ímpetu de saber y superación del joven Agustín. No tuvo empacho en reconocer que siempre quiso ser el mejor estudiante de medicina.

Ya estudiante de medicina se destacó como un joven con una profunda y respetuosa vocación al estudio. Esta obsesión y afán de superación permitió que ocupara sitial de honor dentro de los cinco mejores del curso de 140 estudiantes. Pero su afán no terminaría como médico cirujano. Quería continuar los estudios de postgraduado en un centro médico internacional. Después de desempeñarse como médico rural e interno durante tres años, partió al norte para ingresar al Hahnemann Medical College de Philadelphia. Aquí vería plasmar su sueño, después de cuatro años de intenso estudio, de hacerse médico internista. De nuevo, el desafío que Agustín Caraballo se planteaba para la vida estaba más allá, en el mundo de la enseñanza y la medicina académica. Y qué mejor lugar que regresar como docente de la universidad que lo graduó de médico cirujano. Mérida era el sitio más apropiado para darle rienda suelta a todo ese fuego y pasión que Agustín trajo de regreso a la Mérida estudiantil. En poco tiempo se conjugarían las dos palabras que hicieron palpitar con gran intensidad su corazón: “el profesor y el padre”, con el ingreso como docente de la escuela de medicina y como padre de una hermosa niña.

Ya enrumbada su vida como médico y profesor, el camino exigió del joven profesional una voluntad férrea y una constancia en el tiempo. Estas virtudes le permitieron incursionar en la vida de los libros. Para finales de la década de los setenta escaseaban los textos básicos de medicina para los estudiantes, las traducciones al español de los textos en inglés adolecían de muchas deficiencias. Era impostergable la necesidad que brindarle al estudiante un libro económico, actualizado y de fácil lectura. Así nacería, tal vez por necesidad, su definida inclinación por el mundo de la escritura médica, que inició con pequeñas orientaciones a los estudiantes del bienio clínico, para convertirse con el paso de los años, tal vez, en el mejor editor médico del país.

Como editor o coeditor tiene más de 15 textos en el área médica. Unas semanas hace que publicó el último texto “Manual de Emergencias Médicas”, un valioso aporte, con la colaboración de 25 médicos especialistas incluyendo de otras regiones y universidades del país, a la mejor comprensión y abordaje del paciente crítico en las especialidades médicas. Agustín acostumbra a decir que el texto es fundamentalmente para estudiantes de medicina, pero puede añadirse con propiedad, que el esfuerzo realizado en esta obra es también útil para un médico internista y especialista como una información de primera mano y actualizada.

Honor al que lo merece.

Carlos Guillermo Cárdenas D.

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